Ya no son los estados democráticos los que imponen sus leyes. Son las grandes multinacionales las que marcan sus pasos mientras les miran por encima del hombro. Hay que romper este círculo de servidumbre, que no descansa más que sobre la corrupción de ciertos elegidos.
Hervé Falciani, candidato nº 1 de la Red Ciudadana Partido X a las elecciones del Parlamento Europeo. “Si quieres un resultado diferente, haz algo diferente”

Romper el círculo

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Ya no son los estados democráticos los que imponen sus leyes. Son las grandes multinacionales las que marcan sus pasos mientras les miran por encima del hombro. Hay que romper este círculo de servidumbre, que no descansa más que sobre la corrupción de ciertos elegidos.

Son la igualdad frente al impuesto -proporcional y justa-, la protección de nuestros valores – valores de solidaridad y dignidad- los que nos obligan a actuar. Nos obligan a restablecer el derecho frente a aquellos que se sienten superiores a él.

La lucha contra el fraude fiscal no aumenta ni extiende la carga fiscal sobre la pequeña y mediana empresa, que mueren poco a poco asfixiadas por la desigualdad que sufren. Al contrario, la lucha contra el fraude fiscal aspira a bajar los impuestos sobre las sociedades que investigan y crean actividad y empleo. Ahora mismo, ni las grandes empresas ni las familias extremadamente ricas son las que más impuestos pagan.

Hasta hace muy poco no éramos conscientes de ello, no teníamos tal cantidad de pruebas.
Políticos que se lamentan y piden más y más mientras nosotros continuamos esforzándonos y sacrificándonos por culpa de unos representantes que han traicionado el contrato que les colocó en el lugar donde se encuentran.

Europa es el primer paraíso fiscal del mundo. No soy el único que lo dice, más bien al contrario.
No podemos dejar que estos parásitos sigan nutriéndose de nuestra sangre sin hacer nada. ¿Cómo podemos seguir aceptando que se mofen de nosotros, que nuestros representantes acepten conductas como las de Irlanda, Inglaterra o Luxemburgo? Y no son más que algunos ejemplos de los muchos que podemos encontrar en Europa.

Las multinacionales y las familias que las dirigen han conseguido construir su fortuna a través de la “optimización”, que en realidad no es otra cosa que evasión fiscal. Gracias a lo que permitimos que pase en Europa, nosotros, los pequeños, pagamos y pagamos hasta que encuentren el modo de quitárnoslo todo: nuestras casas, nuestras oportunidades, nuestra vida.

A menudo, la manipulación de los precios y de la industria financiera que se dedica en exclusiva a la evasión fiscal está al servicio de las sociedades europeas. Las que no defraudan, por lo tanto, se encuentran en situación de competencia desleal frente a las que lo tienen todo permitido.

Hay que romper este círculo de corrupción y dejar paso al buen sentido ciudadano y a sus prioridades en el Parlamento.

Hervé Falciani